¿Cuáles son las implicaciones medioambientales de la siembra de nubes para influir en el clima?
¿Qué es la siembra de nubes?
Las nubes están formadas por pequeñas gotas de agua o cristales de hielo que se forman cuando el vapor de agua de la atmósfera se enfría y se condensa alrededor de una diminuta partícula de polvo o sal que flota en la atmósfera. Sin estas partículas, conocidas como núcleos de condensación o de hielo, no pueden formarse gotas de lluvia o copos de nieve y no se producen precipitaciones.
La siembra de nubes es una técnica de modificación meteorológica que mejora la capacidad de una nube para producir lluvia o nieve mediante la introducción de diminutos núcleos de hielo en determinados tipos de nubes bajo cero.
Estos núcleos sirven de base para la formación de copos de nieve. Después de la siembra de nubes, los copos de nieve recién formados crecen rápidamente y caen de las nubes a la superficie de la Tierra, aumentando la capa de nieve y el caudal de los arroyos.
La siembra de nubes consiste en liberar en la atmósfera sustancias químicas como yoduro de plata, yoduro de potasio o cloruro de calcio para estimular la formación de nubes, aumentar su precipitación o suprimir la lluvia allí donde se desea un cielo azul.
Los productos químicos utilizados en la siembra de nubes pueden contaminar las reservas de agua y afectar a la salud humana y animal.
¿Cómo se siembran las nubes?
La siembra de nubes puede realizarse desde generadores terrestres o desde aviones.
La mayoría de las operaciones de siembra de nubes, utilizan un compuesto llamado yoduro de plata (AgI) para ayudar a la formación de cristales de hielo. El yoduro de plata existe de forma natural en el medio ambiente en bajas concentraciones y no se sabe si es perjudicial para los seres humanos o la fauna.
Cuando los sistemas tormentosos atraviesan una de nuestras zonas de proyectos de siembra de nubes, se quema una solución que contiene una pequeña cantidad de yoduro de plata desde generadores terrestres o se libera desde aviones.
Al llegar a la nube, el yoduro de plata actúa como núcleo formador de hielo para contribuir a la producción de copos de nieve.
Las operaciones de siembra de nubes se llevan a cabo generalmente durante la temporada invernal de noviembre a mayo, cuando los sistemas de tormentas se mueven activamente a través de las zonas.
Durante los inviernos secos, en los que los sistemas tormentosos están ausentes durante largos periodos, la siembra de nubes no puede realizarse, porque la siembra de nubes requiere la presencia de nubes llenas de humedad.
Siembra de nubes, ¿a qué precio para el medio ambiente?
En teoría, la siembra de nubes puede salir bien, pero siempre existe la posibilidad de que se produzcan consecuencias adversas no deseadas.
La liberación de estas sustancias químicas a la atmósfera puede contaminar las reservas de agua y afectar a la salud humana y animal.
Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid descubrieron en un estudio de 2016 que el yoduro de plata provoca toxicidad aguda en una serie de organismos vivos, tanto en el suelo como en el agua dulce.
Otra posible implicación medioambiental de la siembra de nubes es su posible efecto en los patrones meteorológicos. El aumento de las precipitaciones en una zona podría provocar sequías en zonas cercanas, ya que la lluvia se desvía de esas regiones.
Del mismo modo, la siembra de nubes podría causar precipitaciones excesivas, provocando inundaciones y otros desastres relacionados con el clima. La siembra de nubes también podría afectar a la agricultura y a los ecosistemas naturales.
Aunque el aumento de las precipitaciones puede ser beneficioso para algunos cultivos, podría provocar la erosión del suelo y otros efectos negativos sobre el medio ambiente. Del mismo modo, el aumento de las precipitaciones podría alterar el equilibrio del ecosistema, provocando la proliferación de ciertas especies y el declive de otras.
La siembra de nubes también puede tener un impacto en la capa de ozono de la Tierra. El yoduro de plata puede descomponer las moléculas de ozono en la atmósfera, lo que provoca el agotamiento de la capa de ozono.
El agotamiento de la capa de ozono puede tener graves consecuencias para el medio ambiente, como el aumento de nuestra exposición a las radiaciones ultravioletas nocivas y la posibilidad de que se produzca un cambio climático.
Dados todos los riesgos potenciales, los gobiernos deberían proceder con cautela con cualquier plan para sembrar nubes.
Quizá con más investigación y perfeccionamiento el ser humano pueda perfeccionar el proceso en el futuro, pero hasta entonces quizá sea mejor aceptar el tiempo que tengamos.
Por supuesto, lo que pensemos aquí en Europa o Latinoamérica tiene poco impacto en lo que piensen los chinos u otros en otros lugares sobre este tipo de geoingeniería, así que prepárense para que sea cada vez más común en todo el mundo.